La mayoría de urgencias no son reales, vivimos el día siempre al límite poniéndonos nosotros mismos urgencias falsas.

Desde este sentido de urgencia sólo vamos creando ansiedad y/o angustia y vamos marcando nuestra vida desde ahí.

La angustia emocional se convierte en es torbellino que todo lo atrapa, nos sentimos prisioneros de la inquietud y algunas veces de la tristeza.

No podemos en este estado ser conscientes de la regulación de nuestras emociones y entonces nos paralizamos, no avanzamos y nos limitamos.

Byung-Chul Han, es un conocido filósofo nos define el mundo actual como la sociedad del cansancio porque hay algo que está proliferando entre nosotros, la ansiedad y la angustia emocional, estamos en una cultura del rendimiento, en esa idea falsa de éxito haciendo que vivamos en el urgente, en el inmediato, olvidando la esencia de nuestra existencia.

Hay que analizar siempre la gravedad de las cosas antes de iniciar actuar, a nuestro ritmo, contextualizando y lo más importante siendo consientes y responsables.

Apreciemos cada mínimo detalle, para enfocarnos valoremos las pequeñas cosas que nos pasan en la vida.

Por un momento, vamos a detenernos, respirar, pensar, actuar, sí, así como cuando les estamos enseñando a los niños sobre las emociones y no olvidar hacerlo desde un lugar de humildad, un lugar de amor, no se nos vaya a «colar» o confundir con ego que creo que ya está bastante confusa la línea.

Yaxún Víquez A.