Está demostrado que aerodinámicamente es imposible que el abejón pueda volar, por su tamaño, su peso y la forma de su cuerpo. Solo que él no lo sabe. 

 

El abejón no debería volar, según las leyes de la física, sería imposible que despegara del suelo y se mantuviese en el aire, sin embargo, él está ajeno a cualquier ley, volando día a día. 

 

¿Quién ha dicho que no podemos conseguir lo que queremos? 

 

Podríamos empezar a olvidar los “eso es imposible” “nadie lo ha podido hacer” “es demasiado difícil” y en su lugar empezar a emprender vuelo.  

 

¿Qué pasaría si él supiera que no puede volar?  

 

Quizá dejaría de hacerlo, ¿no?  

 

Pero sigue haciéndolo, porque cree en él mismo. 

 

¿Y si empezamos como el abejón?  

 

A creer más en nosotros mismos y emprender cada día el vuelo. 

 

Necesitamos ser consientes de esa  fuerza que existe en cada uno, reconocer  nuestros anhelos y preocupaciones para trabajar de manera constante y disciplinada, fluir más despacio pero más seguros  

 

¡Viajar lijeros, sin culpas, sin expectativas….si se vale!  

¡Creer… confiar… y soltar para avanzar! 

Yaxún Víquez A.